UNA COLECCIÓN ÚNICA EN FRANCIA
Esta colección de pinturas es la mayor de la capital, tanto por el talento del artista como por el número y el tamaño de los lienzos: ¡hasta 5 m de largo y 3,3 m de alto!
“La felicidad es seguir deseando lo que tienes”.
San Agustín
¿Por qué San Agustín?
Porque era el patrón de la orden de monjes que ocupaba esta iglesia en aquel momento. Tiene una capilla dedicada a él, frente al altar de la Virgen.
Estos 6 cuadros fueron pintados por Carle Van Loo (1705-1765) entre 1753 y 1755 a petición del rey Luis XV en agradecimiento por los beneficios obtenidos por sus antepasados y por él mismo por la intercesión de Nuestra Señora de las Victorias.
1. El bautismo de San Agustín
San Agustín fue bautizado la víspera de Pascua de 387, a la edad de 32 años, junto con su hijo Adeodat y un amigo, Alype.
El santo está representado con las túnicas blancas de los catecúmenos. Sostiene una vela en la mano e inclina la cabeza sobre la pila bautismal. Ante él, el arzobispo de Milán, San Ambrosio, vierte el agua sobre su cabeza. Adeodat está a su lado con el mismo traje y actitud que su padre. Alypius está arrodillado detrás de ellos.
Alrededor de ellos están Santa Mónica, la madre de Agustín, Navigius, su hermano, y discípulos.
2. San Agustín predica ante Valerio, obispo de Hipona
San Agustín fue ordenado sacerdote y el obispo de Hipona (Argelia) lo vinculó a su iglesia.
La lengua latina se utilizaba entonces en Hipona, que estaba bajo dominio romano. Valerio, griego de nacimiento, hablaba esta lengua con gran dificultad. Conociendo el talento de Agustín para la oratoria, le hizo sustituir en el ministerio de la Palabra. Fue la primera vez en la Iglesia occidental que se pidió a un sacerdote que predicara ante un obispo.
Agustín pronunció su primer discurso con motivo de la Pascua del 391. Valerio, a la cabeza de su clero, está sentado ante Agustín, que predica desde una tribuna. El viejo obispo escucha con satisfacción y admiración al joven sacerdote.
Al pie de la tribuna, un escriba recoge las palabras de Agustín.
3. San Agustín es consagrado obispo
Valerio, que era muy anciano, temía que le quitaran a Agustín y que otra Iglesia le pidiera ser obispo. Por ello, quiso nombrarlo obispo auxiliar junto a él.
A pesar de la aprobación de los obispos y del pueblo, Agustín se opuso al principio al plan, pero finalmente cedió a la voluntad de Dios.
Fue consagrado en diciembre de 395 a la edad de 42 años. En su cuadro, Van Loo eligió el momento más solemne de la consagración episcopal: el momento en que los obispos lo presentan al obispo consagrante.
4. San Agustín y los donatistas
Donato, obispo de Cartago, instigó un cisma que perturbó a África durante más de un siglo. Para poner fin a este mal tan arraigado, el emperador Onorio pidió que se celebrara una conferencia entre los obispos católicos y los donatistas.
En el año 411 se reunieron en Cartago 280 obispos católicos y 279 obispos donatistas. Se eligieron siete obispos de cada bando para discutir los puntos que los donatistas se negaban a aceptar. Agustín fue elegido el primero entre los católicos.
Al final de estas discusiones, los católicos fueron reivindicados. Este éxito se debió en parte a Agustín: destacó entre todos los demás obispos por la ciencia y la sabiduría de sus respuestas y su elocuencia.
Van Loo ha destacado al obispo de Hipona, que tiene el papel principal en esta conferencia. El santo expone su opinión con nobleza. A pesar del gesto violento de su interlocutor, éste se siente derrotado por la luminosa argumentación de Agustín.
5. La muerte de San Agustín en 430
San Agustín está en su lecho de muerte, curando a un enfermo que le han traído.
La calma y la contemplación del santo, la mano que levanta con dificultad para bendecir al enfermo que se le presenta, la expresión de confianza y gratitud por parte de la persona que lleva al enfermo, y el asombro de los que llevan al enfermo, hacen que esta imagen sea conmovedora.
San Agustín está tumbado en la cama y alrededor de la habitación hay frases escritas en las paredes. La historia de la Iglesia recoge que San Agustín cayó enfermo durante el tercer mes del asedio de Hipona por los Vándalos, por lo que sólo pensó en prepararse para la muerte.
Tenía los siete salmos de penitencia escritos en las paredes de su habitación para ser leídos desde su cama y no los leía sin derramar lágrimas.
6. El traslado de las reliquias de San Agustín a Pavía (Italia) en el año 722
San Agustín está enterrado en Hipona en la iglesia de San Esteban.
En el transcurso del siglo V, el rey de los vándalos condenó al exilio a varios obispos. Se retiraron a Cerdeña (Italia), llevando consigo las reliquias de San Agustín.
En el siglo VIII, el rey de los lombardos compró estas reliquias por una suma considerable. En cuanto supo que habían llegado a Pavía, se dirigió allí. Le acompañaron señores, obispos, sacerdotes y una gran multitud.
Tras arrodillarse ante el santuario, deja todos los signos de la realeza y sigue las reliquias, que los obispos llevan a hombros, hasta la catedral de Pavía, con la cabeza descubierta y los pies desnudos.
Junto al rey hay un paje que sostiene su cetro y su diadema.
La historia de la Iglesia añade que, durante el traslado, varios enfermos se curan al tocar las reliquias. El pintor no ha olvidado este detalle: en la esquina inferior del cuadro, se ve a un tullido que contempla el santuario con esperanza y empieza a sentir los efectos de esta santa proximidad.